Hoy se cumplen veintidós años de la muerte de Rudolf Nuréyev (17 de marzo de 1938 - 6 de enero de 1993), bailarín clásico, director, actor y nombrado comendador de las Artes y las Letras nacido en la Unión Soviética. Fue considerado por muchos críticos como el mejor bailarín del siglo XX, y posiblemente, el mejor que jamás haya existido.
Animado a una temprana edad
a realizar danzas folclóricas de su tierra se convirtió rápidamente en un
bailarín precozmente destacado.
Debido a la interrupción de la vida multicultural soviética causada por la Segunda Guerra Mundial, Nuréyev no pudo comenzar sus estudios de danza hasta 1955, cuando fue enviado a la Academia Vagánova de Ballet en Leningrado. Pronto fue reconocido como el bailarín con más talento que la escuela hubiera visto en muchos años. Su temperamento era extremadamente difícil, achacado principalmente a sus conflictos internos causados por su sexualidad.
Debido a la interrupción de la vida multicultural soviética causada por la Segunda Guerra Mundial, Nuréyev no pudo comenzar sus estudios de danza hasta 1955, cuando fue enviado a la Academia Vagánova de Ballet en Leningrado. Pronto fue reconocido como el bailarín con más talento que la escuela hubiera visto en muchos años. Su temperamento era extremadamente difícil, achacado principalmente a sus conflictos internos causados por su sexualidad.
En tan solo
dos años Nureyev se convirtió en un personaje reconocido por todos en el país
donde los bailarines eran héroes nacionales. Pronto pudo viajar al extranjero y
participar en Festivales internacionales de danza, pero su mala conducta dificultaba
su carrera.
Su vida dio un
giro de 360º en 1961 al ser elegido como sustituto en un ballet de París, donde
impresionó a la crítica y al público, y teniendo constancia de su mala conducta
y su constante ruptura de reglas, pidió asilo político a Francia, lo que le
permitió acceder en una semana a el Grand Ballet du Marquis de Cuevas y
actuar en La bella durmiente con Nina Vyroubova. Debido a su talento excepcional Nuréyev
se convirtió en una celebridad en Occidente, lo que le dio el podero de
decicidir decidir dónde y con quién bailar.
Europa
también le aportó la libertad personal que en su país le había sido negada, por
lo que inició una relación de amistad y amor con Erik Bruhm que duraría varios
años, un bailarín diez años mayor que él, lo que traería problemas posteriores.
Nuréyev
conoció a Margot Fonteyn, la principal bailarina británica
de su época que le introdujo en el Royal Ballet de Londres, lugar clave para el resto de su
carrera artística.
Debido a su
gran éxito en todo Europa fue solicitado por numerosos cineastas y en 1962 hizo
su debut cinematográfico en una versión de Las Sílfides y un año después su debutaría en la
televisión estadounidense.
Al darse cuenta de que no tenía el talento
suficiente para dedicarse al cine comenzó con danza moderna en el ballet nacional
de Holanda en 1968 y cuatro años después, iniciaría una gira por
Australia como director de una producción de Don Quijote de Robert Helpmann.
Todas sus
apariciones eran un éxito, por lo que era contratado para participar en
distintos largometrajes y shows televisivos a la par que trabajaba como
director del Baller de la Ópera de París, pese a tener SIDA en un avanzado
estado (contraído en los años 80).
La fama no
mejoró el temperamento de Nureyev, que era calificado como impulsivo y grosero
con quien trabajaba, carácter que acentuó al darse cuenta del declive de sus
fuerzas físicas, provocado por su enfermedad, las cuales achacaría a otros
problemas de salud.
Finalmente
tuvo que aceptar que estaba muriendo, algo que no le impidió seguir apareciento
públicamente pese a su empeoramiento físico.
En el
siguiente enlace vemos Poema del amor y
del mar, durante el I Festival Internacional de Música y Danza de Palma de
Mallorca, donde Alicia Alonso y la soprano española Victoria de los Ángeles,
acompañan a Rudolf Nureyev junto a un grupo de estrellas del Baller Nacional de
Cuba en la representación de la obra en 1990.
Hizo su
última aparición en 1992, en el Palacio Garnier de París, donde recibió una emocionante
ovación del público y el ministro francés de cultura, Jack Lang, le hizo entrega trofeo de Caballero de la Orden de las Artes y Letras.
La historia
de un genio frustrado por su pasado y vividor de éxitos durante todo su futuro
murió meses más tarde, a la edad de 54 años, en la ciudad de París.
Documental
sobre Rudolf Nureyev
La técnica
es lo que uno usa cuando le falta la inspiración.
-Rudolf
Nureyev
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